La Comunidad Cristiana

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Por: Manuel Acevedo Garita | Tiempo de lectura: 3 minutos

Aprovechando el hermoso tiempo litúrgico de “Pascua”, donde hemos venido escuchando en la primera lectura el libro de los Hechos de los Apóstoles, nuestra intención es que el mismo sea frecuente en nuestra oración y meditación. Y al entrar en sintonía con el verdadero protagonista de este libro, que es el Espíritu Santo, nos impulse a vivir la experiencia de la comunidad cristiana.

Estos tres temas se convierten en los hilos conductores: Espíritu, comunidad y misión aparecen ya esbozados en el segundo capítulo del libro de los Hechos, que constituye la apertura teológica del libro.

En este boletín haremos una reflexión sobre algunos rasgos de la comunidad cristiana.

LA COMUNIDAD CRISTIANA.

El libro de los Hechos de los Apóstoles es un escrito de marcado carácter misionero. Eso significa, entre otras cosas, que está preocupado de las relaciones que los cristianos han de establecer con los que todavía no pertenecen a la comunidad.

La comunidad cristiana es eminentemente misionera. Es un movimiento misionero cuyo hilo conductor es la tarea evangelizadora que el Señor encargó a sus apóstoles antes de su Ascensión. Encargo que tiene un tinte programático, ya que marca su recorrido y una tarea concreta, es decir, que sus discípulos serán sus testigos de todo lo que había acontecido: “Ustedes son testigos de esto” (Lc 24,48) y “lo serán no sólo en Jerusalén y en toda Judea y Samaría, sino hasta los confines de la tierra” (Hch 1,8).

Al estudiar los Hechos de los Apóstoles hemos descubierto algunos rasgos característicos de las primeras comunidades. En ellos encontramos el ideal que san Lucas quería presentar a sus comunidades y, en cierto modo, el modelo que han de tener presente las comunidades cristianas de todos los tiempos.

ENSEÑANZA: PREDICACIÓN Y CATEQUESIS (CONOCER LA FE)

Un elemento esencial es la enseñanza: la catequesis y la predicación, lo que provocó un conocimiento de Jesús.

El contenido básico de dicha predicación y catequesis era la MUERTE Y LA RESURRECCIÓN DE JESÚS. Esto era lo que anunciaban en su predicación a los que aún no pertenecían a la comunidad (Hch 2,14), y también lo que enseñaban con más detalle a los que ya habían entrado a formar parte de ella (Hch 2,42).

La predicación “HACIA FUERA” iba encaminada a propagar la Buena Noticia según el mandato de Jesús (Hch 1,8) lo que permitía, además, el crecimiento de las primeras comunidades. La catequesis “HACIA DENTRO” fortalecía la fe, permitía dar razón de la misma y los hacía crecer como comunidad.

Se trataba de una instrucción detallada sobre aquellas cosas que un DISCÍPULO debía conocer: LA VIDA Y ENSEÑANZAS DE JESÚS, el modo de comportarse en la vida. En este ámbito de la catequesis se conservaron muchos recuerdos y enseñanzas del Maestro.

PARTICIPABAN DE LA FRACCIÓN DEL PAN Y LAS ORACIONES (CELEBRAR LA FE)

Un segundo rasgo es la celebración de la fe. Los primeros cristianos se reunían para la fracción del pan y las oraciones, recordando el ejemplo de Jesús (Hch 2,42).

LA FRACCIÓN DEL PAN. Este era el nombre que daban los primeros cristianos a la Eucaristía. Era un encuentro fraternal que se hacía “por las casas” y con “alegría y sencillez” de corazón. Con este gesto simbólico de partir el pan para repartirlo y pasar la copa, el Señor les había explicado el sentido de su muerte y les había encargado que repitieran ese mismo gesto.

En ella hacían memoria de la vida, muerte y resurrección de Jesús, el Señor, y quienes participaban se comprometían a llevar una vida en comunión de fe y solidaridad.

ORACIÓN. El Evangelio de san Lucas nos muestra a Jesús retirándose a orar en los momentos importantes de su vida. Nos lo presenta también, al comienzo de su ministerio, participando de una reunión en la sinagoga de Nazaret (Lc. 4,15-16)

La oración es un aspecto importante en las comunidades de las que nos habla el libro de los Hechos. Es una de las tareas de los apóstoles juntamente con el Ministerio de la Palabra. Orando, la comunidad recuerda y expresa su relación con Dios que ha resucitado a Jesús. En la oración conoce la voluntad del Espíritu para ellos y el envío misionero (Hch 13,1-3).

BAUTISMO. Era también una celebración muy importante para los primeros cristianos. Tenía lugar después del anuncio de la Buena Noticia (Hch 2,41) y respondía a la invitación con la que concluía el anuncio cristiano (Hch 2,38).

Estas celebraciones daban a las primeras comunidades sentido de grupo y les animaban a vivir su fe y el compromiso que esta fe lleva consigo, ser testigos del Resucitado.

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