¡Convertíos y Creed en la Buena Nueva!

By Equipo Editorial Uncategorized 1 comentario en ¡Convertíos y Creed en la Buena Nueva!

Por: Manuel Acevedo Garita | Tiempo de Lectura: 2 minutos.

Hace tres semanas hemos iniciado la primera parte del Tiempo Ordinario que llegará hasta el martes 13 de febrero, el día siguiente tendremos el Miércoles de Ceniza y el inicio de la Santa Cuaresma.

Los Evangelios presentan a Jesús con un objetivo bien concreto y definido: instaurar el Reino de Dios, el tema central de su misión. Lo muestran siempre en movimiento, recorriendo, proclamando la Buena Noticia, después del anuncio venía el proceso de la enseñanza y curando los enfermos (Mt 4,23; 9.35).

ENCUENTROS.

Las hermosas liturgias de la Palabra del Tiempo Ordinario nos van presentando el encuentro de Jesús con sus discípulos a los que invita a seguirle, con personas enfermas que los sana recuperando su dignidad de persona, siempre rodeado de una multitud o muchedumbre que lo andan buscando, pero también exigencias como la conversión y el creer.

Estos encuentros nos ayudan a no dejarnos como estamos, nos deben estremecer. No podemos quedarnos en nuestras comodidades o zonas de confort, instalados en la inercia del mundo. Ser cristiano es estar en movimiento, en camino como los discípulos que Jesús va llamando para una misión. El que no avanza en la vida cristiana, lamentablemente retrocede.

Es riesgoso estar posponiendo el encuentro personal con Jesús para después. Ese después puede no llegar nunca… Marcos deja claro que con Jesús ha llegado el tiempo prometido, el tiempo anunciado desde antiguo. La buena noticia de la salvación prometida a los profetas, se cumple con Jesús.

EL TIEMPO SE HA CUMPLIDO. (v.15)

Marcos traduce el término empleado por Jesús, con el vocablo griego “kairós”: que se refiere a un tiempo especial, previsto, oportuno, favorable, decisivo.

Jesús se está refiriendo a que ha llegado el tiempo preparado por Dios, para intervenir de manera definitiva en la vida humana. Dios siempre llega a nuestra vida en el momento oportuno, aunque nosotros no nos demos cuenta ni lo aprovechemos. Pero no llega una sola vez y se va. Sigue haciéndose presente en tu hoy. Y es de vital importancia escucharlo y responderle.

EL REINO DE DIOS ESTÁ CERCA. (v.15)

En el Antiguo Testamento, se hace referencia a Dios como un rey que reina para siempre (Ex 15, 18), que reina en el cielo (Sal 11, 4) y en la tierra (Sal 47, 3).

El pueblo judío pensaba que podía ayudar a instaurar el reino de Dios en el mundo, mediante el cumplimiento de la ley de Dios, la oración, las prácticas piadosas, etc. Pero estaban rodeados de pueblos paganos, más aún, sometidos por un pueblo pagano: los romanos. Entonces comenzaron a considerar que para que pudiera realmente instaurarse el Reino de Dios, Él enviaría a alguien, una especie de líder político, que los libraría de los paganos que los oprimían.

Jesús les rompe los esquemas. Proclama un Reino que no sólo es para el pueblo judío, sino para todos los pueblos. No es un reino político, y no se obtiene con méritos propios, sino que es un don. Y los que lo edifican y habitan son los pobres de espíritu, los limpios de corazón, los pecadores arrepentidos y los sencillos.

El Reino de Dios se nos ofrece como regalo, pero como todo regalo, es necesario abrirlo, usarlo y aprovecharlo. Para poder gozar y habitar el Reino de Dios que se ha hecho cercano, Jesús pide dos cosas: conversión y fe.

CONVERSIÓN. (v.15)

San Marcos emplea el griego “metanoeia”, que significa un cambio de mente, de rumbo, un reorientar la propia vida.

La conversión es un cambio radical de mentalidad. Pero no pensemos que se trata de algo que sucede una vez en la vida y ya, es algo que sucede, o debe suceder, todos los días, incluso varias veces al día. Cada vez que cambias de rumbo y reorientas tus pasos, tu voluntad, tu decisión, para amoldarla a la de Dios, hay conversión.

La conversión consiste en ser dóciles al cambio, es dejarnos reorientar una y otra vez, en estar atentos a cuando nos estamos desviando de lo que Dios quiere, y regresar al camino que nos conduce a Él.

Quien quiera aprovechar el regalo del Reino de Dios, no puede quedarse como está, tiene que estar dispuesto a cambiar, a dejarse cuestionar, inquietar, incomodar, desinstalar. La conversión es un cambio: del egoísmo al amor; de la defensa de mis privilegios, a la solidaridad más radical de los más necesitados.

CREED. (v.15)

El creed no consiste simplemente en tener un conocimiento intelectual. No creemos en Dios sólo porque pensamos que existe. La fe consiste sobre todo en responder a Dios, en decirle “sí” como la Santísima Virgen María.

La fe en Cristo tiene que notarse en la propia vida: en la manera como vives, como tratas a los demás, como enfrentas las dificultades, como gastas tu dinero, como pasas tu tiempo libre, hasta como decoras tu casa y como vistes, etc. En todo tiene que notarse tu fe, es decir, que realmente quieres decirle sí a Dios, en lo que te pide con relación a amar, ayudar, comprender, perdonar, solidarizarse…

Ser cristiano no es formar parte del “club de admiradores de Jesús”, que lo admiran, que quisieran parecerse a él, suspiran o gritan emocionados por Él, el tener su imagen en su casa o en su cuarto, o la Biblia abierta pero no la leemos… Ser cristianos va mucho más allá, es decidirse a seguir los pasos de Jesús, como discípulos, para optar por sus opciones, imitar sus gestos, su amor, su entrega y su manera de servir al prójimo.

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One comment
  • Nancy
    Posted on enero 31, 2024 at 7:43 pm

    Este es un tiempo de conversión, fe y de ponerse en marcha para anunciar que el Reino de Dios está aquí, hay que abrir los oidos; escuchar atentos pues cada palabra de la Biblia lleva un mensaje de salvación. Estemos atentos!

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