¡Bienvenido año Nuevo del Señor 2022!

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Quisiera saludarles con mucho cariño y aprecio en este Año del Señor y decirle: ¡Bienvenido, Año del Señor!, año que debemos observar bajo el prisma de la fe, para que no perdamos la ilusión y la esperanza.

En estos días de Navidad que se nos pasaron muy rápido, y que confío en el Espíritu Santo que a muchos no nos los haya arrebatado el tiempo que vivimos, hemos sido testigos del nacimiento de Jesús. Al nacer en Belén, de la María Virgen, como hombre, el Dios verbo acepta el tiempo. Entra en la historia y se convierte en el nuevo inicio del tiempo nuevo.

Al iniciar un año nuevo, debemos revisar el valor que nos enseña la importancia de terminar lo que emprendemos a nivel personal, familiar y parroquial.  Comenzar algo siempre nos llena de entusiasmo. Un nuevo trabajo, un nuevo proyecto, una nueva relación, un nuevo matrimonio, una nueva experiencia de fe, esto trae consigo esperanzas y expectativas. En realidad, poner “la primera piedra” de un edificio es relativamente sencillo. Pero poner “la última piedra” no es tan fácil como parece.

El poner la última piedra es un valor que nos enseña la importancia de terminar lo que emprendemos y no dejarlo a medias. Cuando termina un año, se da un doble fenómeno: el de la alegría de comenzar un nuevo ciclo, pero en cierta forma también un poco la tristeza de ver que no terminamos todo lo que nos propusimos y más cuando hemos tenido que luchar con esta la Pandemia del Covid-19.

En la homilía del 1 de enero decía que la Pandemia nos ha enseñado a vivir nuestra vida DIA A DIA, no nos adelantemos al mañana, porque nos drena el vivir con fuerza y alegría.

Los cristianos no podemos permitirnos que el desánimo, el miedo o la tristeza nos impidan actuar, vivir y amar a nuestros seres queridos, a los compañeros de trabajo, a los fieles de la parroquia, a mis hermanos en la fe. Los grandes proyectos y los sueños requieren de un trabajo constante y perseverante. Las grandes obras se componen de pequeños esfuerzos que se realizan todos los días, esto sólo lo podemos lograr con la presencia en nuestra vida de ese pequeño Niño que ha nacido en un humilde pesebre.

Quienes siempre emprenden, pero nunca terminan acaban desanimándose y llegando a un conformismo mediocre que no es sano. Poner la última piedra es la culminación que nos brinda paz, alegría y una conciencia serena de haber cumplido un sueño o proyecto. En el Año de la Familia quisiera invitarlos a poner la última piedra en tu familia, ella es la Sagrada Familia de Nazaret, un modelo a imitar y seguir ayer, hoy y siempre. Los he invitado en mis homilías a no quitar el nacimiento, para poder contemplar en él, la gran maravilla del amor de Dios, ese amor que no se puede retener, no se puede disminuir.

Les bendigo en esta oración:

El Señor Jesucristo principio y fin de la historia,

les conceda un año lleno de felicidad, les alegre con toda

clase de bendiciones y les enriquezca de toda virtud.

Para que llenos de los dones que a Él le son gratos,

les ayude a vivir todo el año sin perturbación.

El, que gobierna con sabiduría y ama el tiempo y la historia. Amén

Manuel Anselmo Díaz | Párroco de Guadalupe

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