¡Seamos surfistas del amor!

Por: Manuel Acevedo | Tiempo de lectura: 4 minutos

La Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa, celebrada hace unas semanas, ha superado con creces las expectativas planteadas a los organizadores, no sólo por el millón y medio de peregrinos, sino por la cantidad de personas que la pudimos ver a través de la televisión y los frutos que ya se van viendo, yo sólo soy uno de ellos………¡mi fe se ha revitalizado!

Esta Jornada nos ha permitido ser testigos de la fortaleza, pasión, celo apostólico y lo buen pedagogo que es el sucesor de Pedro: El Papa Francisco.

Hace un mes y medio después de ser intervenido de una hernia abdominal (por eso casi siempre estuvo sentado), más las limitaciones de su rodilla, pudimos apreciar la apretada agenda de cinco días de viajes, que nos hacía suponer para él por sus 86 años era un duro examen, pero como le sucedió a San Juan Pablo II, los jóvenes con su alegría y vitalidad lo impulsaron a cumplirla.

Como padre y pastor, habló al corazón de cada uno, peregrinos y televidentes, acortando la distancia, esa que algunas veces separa a la Iglesia de la sociedad, como mirando al mundo por encima del hombro.  El Papa Francisco nos enseñó a apostar a mirar a los ojos del joven, del Obispo, Sacerdote, Religioso (a), Anciano, enfermo, niño (a), del hermano sin prejuicios ni juicios, con amor, alegría y misericordia.

En este boletín de “Guadalupe al Día” dedicado a la JMJ, queremos regalarles una recopilación y extracto de “algunas” de las mejores frases durante estos días de la JMJ del Papa Francisco, con la intención de que el Espíritu Santo fluya en nuestra vida para que se transforme en un Nuevo Pentecostés, y podamos vivir la invitación de ser los “surfistas del amor” tan urgente para el mundo de hoy.

1.- POR FAVOR, NO CONVIERTAN LA IGLESIA EN UNA ADUANA

El Papa Francisco ha reconoció que a veces, en el camino eclesial, podemos experimentar un cansancio similar, cuando nos parece que entre las manos sólo tenemos redes vacías. Lo considera un sentimiento bastante difundido en los países de antigua tradición cristiana, afectados por muchos cambios sociales y culturales, y cada vez más marcados por el secularismo, por la indiferencia hacia Dios y por un creciente distanciamiento de la práctica de la fe.

“Y esto a menudo se acentúa, prosiguió, por la desilusión y la rabia que algunos alimentan en relación a la Iglesia, en algunos casos por nuestro mal testimonio y por los escándalos que han desfigurado su rostro, y que llaman a una purificación humilde y constante, partiendo del grito de dolor de las víctimas, que siempre han de ser acogidas y escuchadas”. Pero el Papa advirtió del riesgo de bajar de la barca y quedar atrapados en las redes de la resignación y del pesimismo”.

2.- LLEVEMOS ADELANTE JUNTOS LA PASTORAL

Una de la resonancia eclesial más fuerte fue la urgencia de incluir a todos en la apertura de ser una Iglesia de puertas abiertas. Una vez más, imploró «que la Iglesia no sea una aduana para seleccionar a quiénes entran y no.   Todos, cada uno con su vida a cuestas, con sus pecados, pero como está, delante de Dios; como está, delante de la vida… Todos.   Todos.  No pongamos aduanas a la Iglesia.  Todos». (EG. #47)

El Papa enfatizó que «la Iglesia es sinodal, es comunión, es ayuda recíproca, es camino común.  A esto tiende el Sínodo en curso, que tendrá su primer momento asambleario en el próximo mes de octubre».

3.- VENGAN TODOS, DESPUÉS HABLAMOS

Al final de su mensaje en la ceremonia de acogida, el Papa incentivó a no tener miedo (tema recurrente) y echar las redes, a no vivir acusando «Esto es pecado» hasta que no es pecado, a venir todos, acoger a todos y después ver, «pero que sientan primero la invitación de Jesús y después viene el arrepentimiento, después viene esa cercanía de Jesús».

4.- NINGUNO ES CRISTIANO POR CASUALIDAD

El Papa hace hincapié en este “Llamados por sus nombres”: “ninguno es cristiano por casualidad, todos hemos sido llamados por nuestro nombre” dice el Papa, explicando que “al principio de la trama de la vida, antes de los talentos que tenemos, de las sombras y de las heridas que llevamos dentro, hemos sido llamados, porque somos amados”.

Haciendo referencia a las cartas que le han enviado algunos jóvenes, en las que comparten al Papa algunos de sus miedos de no ser aceptados, Francisco les expresa un mensaje claro: “en la Iglesia hay espacio para todos, en la Iglesia ninguno sobra, ninguno está de más, hay espacio para todos, así como somos, todos. Y esa es la Iglesia la madre de todos” e insiste: “El Señor no señala con el dedo, sino que abre sus brazos; nos lo muestra Jesús en la cruz.  Él no cierra la puerta, sino que invita a entrar; no aleja, sino que acoge”.

5.- HAY QUE CORRER EL RIESGO DE AMAR

Antes de iniciar el vía crucis el Papa Francisco invitó a los jóvenes a vivir la experiencia de un camino de acompañamiento de Jesús mirando su cruz.

“Jesús con su ternura enjuga nuestras lágrimas escondidas. Jesús espera colmar con su cercanía nuestra soledad. Qué tristes son los momentos de soledad. Él está ahí,  Él quiere colmar esa soledad.  Jesús quiere colmar nuestro miedo, tu miedo, mi miedo.  Esos miedos oscuros, los quiere colmar con su consolación”.

“Y Él espera a empujarnos, a abrazar el riesgo de amar.  Ustedes lo saben, lo saben mejor que yo.  Amar es riesgoso. Hay que correr el riesgo de amar. Es un riesgo, pero vale la pena correrlo y Él nos acompaña en esto.  Siempre nos acompaña, siempre camina, siempre a lo largo de la vida está junto a nosotros.”

6.- EN LA VIDA SÓLO EL AMOR DE JESÚS ES GRATIS

El Papa Francisco recordó a los jóvenes y a nosotros hoy el pasaje de la visitación de la Virgen María a su prima Isabel, cuando fue de prisa a verla.  María, continuó el Papa, “acaba de enterarse que está embarazada, pero ella también lo está. ¿Por qué entonces va a ir si el ángel no se lo pidió? María realiza un gesto no pedido y no obligatorio simplemente porque ama, y ‘el que ama, vuela, corre y se alegra’”, muestra la alegría de ser misionera.

Un tema importante que quisiera resaltar es la importancia de trabajar en nuestras familias el “recordar a todas aquellas personas, como los padres, abuelos y catequistas, que han sido “raíces de la alegría”, para que todos los jóvenes presentes también lo sean para otros. En la vida nada es gratis, todo se paga. Sólo hay una cosa gratis, el amor de Jesús. Con esto gratis que tenemos, el amor de Jesús y con las ganas de caminar, caminemos en la esperanza. Miremos nuestras raíces y vayamos adelante”, una de las frases que más me impacto fue ésta, una belleza sentir el amor de Dios hacia nosotros.

7.- NO TENGAN MIEDO, JESÚS LOS MIRA, CONOCE SUS CORAZONES

En la Santa Misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) el Papa Francisco alentó a los jóvenes diciendo: «No tengan miedo, Jesús los mira, conoce sus corazones y les dice: anímense, no tengan miedo”.

Durante su homilía expresó: “Queridos jóvenes, quisiera mirar a los ojos de cada uno de ustedes y decirles: no tengan miedo, no tengan miedo”.  “Es más, les digo algo muy hermoso: ya no soy yo, es Jesús mismo el que los está mirando en este momento, los está mirando. Él los conoce, conoce el corazón de cada uno de ustedes, conoce la vida de cada uno de ustedes, conoce las alegrías, conoce las tristezas, los éxitos y los fracasos”.

Cristo, continuó el Santo Padre, “conoce el corazón de ustedes. Ve nuestros corazones. Y El hoy les dice aquí en Lisboa, en esta Jornada Mundial de la Juventud”. 

SEAMOS SURFISTAS DEL AMOR

El domingo de la “Transfiguración del Señor” se clausuró la JMJ quedando una gran lección para todos, no quedarnos en el Monte Tabor, aquel lugar mítico, lleno de emociones para Pedro, Santiago y Juan. Ahora es el momento y el tiempo de regresar a casa, a la familia, a la Parroquia, a la Iglesia Particular, para encauzar lo que cada uno de nosotros hemos vivido, entrar en un discernimiento de lo que Dios quiere que hagamos en los diferentes ambientes que nos movemos.

Con las últimas palabras del Papa Francisco terminamos este artículo, para que ellas se conviertan en evangelizadoras de un mundo mejor, más justo, más humano, más en paz, más lleno de la alegría misionera: “sigan en las olas de la caridad y del servicio. ¡Sean  surfistas del amor!”. Es la marea que busca el sucesor de Pedro y solo se logrará con la vida en el Espíritu Santo.