Por: Manuel Acevedo | Misionero Laico
Continuamos nuestros artículos principales relacionándolos con el Secreto de Pablo. En este décimo cuarto boletín, vamos a presentar la figura de Marcos, quién era judío, conoció a Jesús a través de Pedro y suele identificársele con Juan Marcos mencionado en los Hechos de los Apóstoles y en las cartas de Pedro como veremos a continuación.
Su evangelio se puede leer fácilmente, es el más breve de los cuatro (16 capítulos) y sirvió de base al de Mateo y Lucas, fue escrito entre los años 60 a 70 d.C. Sus destinatarios fueron los gentiles perseguidos por su fe en Roma. Busca presentar a Jesús como Hijo de Dios, Maestro, Profeta y otros títulos.
Marcos, que fue el primero en escribir la «Buena Nueva del Reino de Dios«, mostrando que Jesús es el Evangelio y al mismo tiempo presentándolo como el MÁS GRANDE EVANGELIZADOR, que proclamó una palabra sin igual, acompañada de signos, prodigios y milagros.
PEDRO Y MARCOS (Hechos 12, 11-17. 24-25)
Marcos se menciona por primera vez como el hijo de una mujer llamada María (Hch. 12,12), cuya casa se usaba como un lugar para que los creyentes se reunieran y oraran, y el primo de Bernabé (Col. 4,10). Juan era su nombre hebreo, pero nosotros lo conocemos mejor por su nombre romano, Marcos (Marcus).
Aparentemente, Marcos tenía una relación cercana con Pedro quién lo llama, mi hijo (1 P. 5,13), y posiblemente fue convertido al Evangelio por Pedro durante el trabajo que desempeñó en Jerusalén. Existe una considerable cantidad de evidencia que muestra a Marcos como el autor de este Evangelio bajo la influencia del apóstol Pedro.
Marcos no fue un apóstol de Jesús, por lo tanto, no fue un testigo ocular de los eventos que él registra (Hch. 1,21-22). El Evangelio de Marcos es el informe de Pedro acerca de las palabras y obras de Jesús (2 P. 1,15). Recordemos que Marcos estaba con Pedro en Babilonia (Roma) (1 P. 5,13)
Fue en el hogar de la madre de Juan Marcos en Jerusalén a donde Pedro se dirigió cuando lo liberaron de la cárcel; lo vemos en la cita de Hechos 12,11-16.
PARTICIPACIÓN EN EL PRIMER VIAJE MISIONERO DE PABLO
Marcos comenzó con Bernabé (Hijo de la consolación) y Pablo, era un ayudante en su primer viaje misionero, pero se regresó del viaje (Hch. 12,25; 13,5-13).
El desertó en Perge y regresó a Jerusalén (Hch. 13,13). Cuando Bernabé quiso que Pablo se llevara a Marcos en el segundo viaje misionero, Pablo se negó.
Los Hechos de los Apóstoles no dice por qué Marcos desertó, pero su abandono llegó justo después de un tiempo infructuoso, principalmente en Chipre (Hechos 13,4-12). Sólo se registra una conversión en Chipre, es posible que el joven Juan Marcos se hubiera desanimado por la dureza de lo que veía en el camino y decidió volver a las comodidades del hogar.
BERNABÉ Y MARCOS
Más tarde, después que Pablo y Bernabé regresaron de su primer viaje, Pablo expresó el deseo de volver a acompañar a los hermanos en las ciudades que previamente había anunciado la Palabra de Dios para ver cómo estaban (Hechos 15,36). Bernabé estuvo de acuerdo, aparentemente con la condición de que llevaran a Juan Marcos con ellos. Sin embargo, Pablo se negó a llevar a Marcos al viaje, mencionando su deserción anterior.
Sin embargo, este titubeo inicial de Marcos dio lugar a una mayor fortaleza y madurez y con el tiempo probó ser fiel aún al apóstol Pablo. Marcos volvió a ganar la confianza de Pablo, ya que años después, él estaba con Pablo en Roma.
Pablo y Bernabé tuvieron un «desacuerdo» sobre Marcos (Hechos 15,39) hasta en las “mejores familias pasa”, separándose el uno del otro y tomando rumbos diferentes en los viajes. Bernabé se llevó a Marcos a Chipre, y Pablo escogió a Silas, pasando a Siria y Cilicia para alentar a los creyentes en las iglesias en esas áreas (Hechos 15,36-41).
El buen Bernabé, quiso perdonar el fracaso de Juan Marcos y darle otra oportunidad. Pablo optó por el punto de vista más racional: ser pionero en la labor misionera requiere dedicación, determinación y perseverancia. Pablo vio que Juan Marcos era un riesgo para su misión. San Lucas, en los Hechos de los Apóstoles no toma cartas en el asunto, ni tampoco muestra que Pablo o Bernabé hayan estado en lo correcto. Él simplemente registra los hechos. De una situación como tantas en la vida, hay que mirar siempre lo positivo, en este caso se enviaron dos grupos de misioneros, es decir, el doble de misioneros estaban sembrando el evangelio. ¡Es el Espíritu el que provoca el compromiso y el envío!
PABLO Y MARCOS
Marcos zarpa a Chipre con su primo Bernabé, pero ese no es el final de su historia. Años más tarde, él está con Pablo, quien lo llama “útil y colaborador”. Pablo lo llega a mencionar a Marcos como un colaborador (Flm. 24). Y cerca del final de la su vida envía una solicitud llena de amor, respeto y compresión a Timoteo, «toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio» (2 Tim. 4,11).
El itinerario de la fe es un camino de maduración, Marcos lo había vivido a través de los años y se había convertido en un siervo fiel del Señor. Pablo reconoció su progreso y lo consideraba un valioso compañero.
CONCLUSION
Marcos escribió su evangelio, podría haber una disimulada referencia de él en Marcos 14,51-52 según algunos estudiosos de la Sagrada Escritura en ese pasaje, un hombre lo iba siguiendo en la noche que Jesús fue arrestado, intentó seguir al Señor, y la turba que estaba custodiando a Jesús procuró apoderarse de él. Lo detuvieron y el joven escapó y huyó en la noche. El hecho de que este incidente sólo se registre en el evangelio de Marcos, el joven es anónimo, hace suponer que el joven que huye, es en realidad Marcos.
¡Qué maravilla que Marcos haya tenido el privilegio de estar en tan estrecho contacto con los dos más grandes apóstoles que ha tenido la Iglesia! Ambos Apóstoles influyeron mucho en él, como misionero y evangelista y así sembrar mayor número de creyentes y evangelizadores que pudieran llevar la Palabra de Dios a más y más personas……..
Leave a comment