Por: Manuel Acevedo | Misionero Laico | Tiempo de lectura: 2 minutos
El Año Jubilar es un tiempo especial de gracia, perdón y renovación espiritual que la Iglesia Católica celebra cada 25 años (o en ocasiones extraordinarias cuando el Papa lo decreta). Estamos ya en el Jubileo del 2025, con el lema «Peregrinos de la Esperanza”, el mismo estuvo precedido por el Año de la Oración en 2024.
Inspirado en la tradición del Jubileo Bíblico (Levítico 25,8-13), donde cada 50 años se proclamaba un tiempo de liberación, descanso de la tierra y reconciliación. En la Iglesia, el Jubileo fue instaurado en el año 1300 por el Papa Bonifacio VIII. como un tiempo de indulgencias y peregrinación a Roma.
Dado que la Cuaresma es un camino de conversión, es el tiempo ideal para emprender peregrinaciones, es bueno preguntarnos: ¿cómo podemos hacer de la Cuaresma un verdadero peregrinar hacia Dios?
El Año Jubilar es una gran invitación a peregrinar, renovar la fe y experimentar la misericordia de Dios, y la Cuaresma es el tiempo perfecto para iniciar este camino.
- LA PEREGRINACIÓN COMO UN CAMINO INTERIOR: ENCUENTRO PERSONAL CON CRISTO
La peregrinación no es solo un viaje físico, sino un recorrido espiritual que nos lleva a un encuentro profundo con Jesús. En la Cuaresma, la Iglesia nos invita a recorrer un camino de conversión, penitencia y renovación interior, la peregrinación y la conversión: son los componentes de un viaje hacia el corazón de Dios
PEREGRINAR CON EL CORAZÓN LIGERO: EL DESPOJO DEL PECADO
Una peregrinación implica dejar atrás lo innecesario y caminar con lo esencial. En la Cuaresma se nos invita a hacer lo mismo en nuestra vida:
- El ayuno de apegos nos ayuda a soltar apegos materiales.
- La oración nos acerca a Dios y nos fortalece en el camino.
- La limosna y la caridad nos ayudan a desprendernos del egoísmo.
La Cuaresma nos invita a «viajar ligeros», eliminando todo lo que nos aparta del amor de Dios.
EL ENCUENTRO CON JESÚS EN LA PEREGRINACIÓN
Toda peregrinación tiene un destino: el encuentro con Dios. En los Evangelios vemos cómo Jesús se encuentra con quienes lo buscan:
- Zaqueo sube a un árbol para ver a Jesús, pero es Jesús quien lo llama y transforma su vida (Lucas 19,1-10).
- Los discípulos de Emaús caminan con Jesús sin reconocerlo, hasta que lo descubren al partir el pan (Lucas 24,13-35).
En la peregrinación cuaresmal, Jesús nos espera. Nos llama, camina con nosotros y nos transforma, pero debemos abrirle el corazón. Nos recuerda que nuestra vida entera es un camino hacia Dios. Más allá del esfuerzo físico, lo importante es la disposición del corazón para ser transformados por Cristo, esa es la meta.
- PEREGRINAR EN FAMILIA: LA FE QUE SE CAMINA JUNTOS
En el camino de la fe, nadie está solo. Dios nos ha dado la familia como una Iglesia doméstica, un espacio donde se vive, se comparte y se transmite la fe. Así como los primeros discípulos caminaron juntos con Jesús, la familia está llamada a peregrinar unida en la vida cristiana, especialmente en estetiempo de Cuaresma y en el Año Jubilar.
PEREGRINAR EN FAMILIA: UN CAMINO DE FE Y CONVERSIÓN
La Cuaresma nos llama a convertirnos y acercarnos más a Dios. Como familia, este camino puede vivirse de manera especial, fortaleciendo la relación con Dios y entre sus miembros.
PEREGRINACIÓN ESPIRITUAL EN EL HOGAR
Una práctica no muy habitual en nuestra vida familiar, pero que no siempre es posible viajar a un Santuario o templo en peregrinación, cada familia puede hacer un “camino cuaresmal” desde casa:
- creando un rincón de oración en el hogar, con una imagen de Jesús, la Virgen y una vela encendida;
- hacer un Vía Crucis familiar los viernes, meditando cada estación juntos;
- leer y comentar el Evangelio en familia, compartiendo lo que cada uno entiende y siente.
PEREGRINAR FÍSICAMENTE COMO FAMILIA
- Visitar una iglesia con Puerta Santa en este Año Jubilar, para recibir la indulgencia.
- Caminar juntos a un Santuario Mariano o un templo cercano, ofreciendo ese esfuerzo como un sacrificio cuaresmal.
- Participar en una procesión parroquial o en un Vía Crucis comunitario.
PEREGRINAR CON OBRAS DE MISERICORDIA
La peregrinación no es solo caminar, sino mover el corazón hacia los demás. Como familia, podemos:
- visitar a un enfermo o anciano que necesita compañía y oración;
- preparar una merienda o donación para personas necesitadas;
- reconciliarse dentro de la familia, perdonando y sanando heridas.
LA FAMILIA, ESCUELA DE LA FE EN EL CAMINO DE LA VIDA
El Papa Francisco nos recuerda que la familia es el primer lugar donde se aprende a amar y vivir la fe. En este Año Jubilar y en Cuaresma, es una oportunidad única para fortalecer la espiritualidad familiar.
¿Qué frutos traerá peregrinar juntos como familia?
✅ Más unión y diálogo entre sus miembros.
✅ Una fe más viva, transmitida con el ejemplo.
✅ Un corazón más dispuesto al perdón y la misericordia.
✅ Un compromiso renovado de seguir caminando con Cristo.
Así como Jesús caminó con sus discípulos, Él quiere caminar con cada familia. Que esta Cuaresma y el Año Jubilar sean una peregrinación de amor, fe y unidad en nuestros hogares.
“PEREGRINAR NO SÓLO ES CAMINAR, ES DEJARSE TRANSFORMAR”
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