Por: Manuel Acevedo | Misionero Laico
Esta segunda parte de uno de los grandes pilares de la Iglesia, San Pablo vamos a profundizar en su oficio, su persecución a los primeros cristianos y el encuentro personal con Jesús Resucitado.
Estás palabras iluminadoras de Papa Francisco, nos ayudan a darles unas recomendaciones prácticas, a la hora de leer el boletín: tener a su lado la Sagrada Escritura, hacer una invocación al Espíritu Santo, hacer momentos de meditación y oración con un corazón abierto y sencillo, para llegar al momento de poder ver el punto de partida de la misión de Pablo
Su oficio:
Era costumbre entre los judíos, que todo joven, cualquiera que fuese la profesión que fuera a seguir, debía aprender algún oficio. Con este propósito Pablo aprendió a fabricar tiendas de pelo de cabra, uno de los oficios más comunes en Tarso. Es probable que este hubiera sido también el oficio de su padre.
«Pablo se unió a ellos y como tenían el mismo oficio, se quedó a vivir con ellos (Aquila y Priscila), y a trabajar juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas de campaña» (Hch 18,3)
En cualquier caso, esto también fue muy importante para su futuro ministerio. Por un lado, un oficio así era totalmente compatible con las exigencias de una vida errante como la del apóstol. Pero también fue muy conveniente porque permitió a Pablo y sus colaboradores que pudieran sustentarse por sí mismos, lo que servía para cerrar la boca de personas mal intencionadas que sospechaban de los misioneros los peores motivos egoístas.
Perseguidor de la Iglesia:
Cuando Saulo (Pablo) era joven, a los 15 años fue enviado por sus padres a Jerusalén para que se formara en las Escrituras en la escuela del gran maestro Gamaliel. Por supuesto, esto no implicaba necesariamente que él compartiera y se identificara con los deseos de ellos.
Pero vemos por las cartas que escribió muchos años después, que él realmente había tomado muy en serio su vocación religiosa y no se había dejado llevar por las tentaciones que son propias de la juventud. Y es casi seguro que en ese tiempo, a fin de facilitar sus operaciones, fuera nombrado para ocupar un asiento en el Sanedrín, lo cual le permitió dar su voto en contra de los seguidores de Jesús (Hch 26,10)
«Con referencia a la ley, soy fariseo; mi fanatismo lo demostré persiguiendo a la iglesia; en cuanto a ser justo de la manera que dice la ley, fui un hombre irreprochable” (Fil 3,6)
Cuando años más tarde regresó a Jerusalén para establecerse allí, los jefes del judaísmo, impresionados por su talento y devoción entusiasta al judaísmo, le llamaron para dirigir la oposición al cristianismo.
Saulo estaba lleno de indignación contra los cristianos porque creían que Jesús, el que había sido crucificado, era el Mesías del pueblo judío. Él consideraba que esto era una barbaridad, así que aceptó la proposición de las autoridades judías y luchó con todas sus fuerzas contra aquello que le parecía una auténtica blasfemia. Al hacerlo estaba plenamente convencido de que llevaba a cabo la obra de Dios.
Desde su punto de vista, el cristianismo atentaba contra lo que él consideraba más sagrado y era necesario destruirlo antes de que se extendiera más. Así que fue de Sinagoga en Sinagoga y de casa en casa, arrastrando hombres y mujeres, que fueron puestos en prisión y castigados.
«Ustedes han oído hablar de mi actuación anterior, cuando pertenecía a la comunidad judía, y saben con qué furor perseguía a la Iglesia de Dios y trataba de arrasarla. Estaba más apegado a la religión judía que muchos compatriotas de mi edad y defendía con mayor fanatismo las tradiciones de mis padres» (Ga 1,13-14)
Con su celo asesino, Saulo no se conformó con llevar a cabo su nefasta obra sólo en Jerusalén, sino que estaba dispuesto a llegar hasta donde hiciera falta, de tal manera que pidió cartas al sumo sacerdote para que le autorizara a seguir con esta labor también en Damasco, a unos 160 kilómetros al norte de Jerusalén.
«Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este camino, los trajese presos a Jerusalén» (Hch 9,1-2)
Punto de Partida de Misión: Encuentro Personal con Jesus Resucitado (Hch 9,1-19)
Si un cristiano y discípulo no cuenta con un apoyo firme al momento de arrancar el camino, puede resbalar y fracasar. El despegue de Saulo se sitúa en Damasco entre los años 36 al 37 d.C. aproximadamente. En el trayecto de su afanosa lucha contra los cristianos, fue alcanzado por Cristo Jesús (Flp 3,12), quien cambió de una manera total el derrotero de su vida, su encuentro y conversión es un momento clave para entender su vida futura.
Fue verdaderamente seducido por Cristo. Su vida tiene dos partes: “sin Cristo” y “con Cristo”. A tal punto, que lo doblega como perseguidor y lo levanta como el gran comunicador: misionero y escritor.
Cinco veces hace alusión a este momento que partió en dos partes su existencia. Saulo no tomó la iniciativa, tuvo la certeza de encontrarse con Jesús en el camino, y este encuentro lo iluminó, lo cambió y lo transformó en testigo y mensajero, apóstol de las naciones:
«Les recordaré, hermanos, que el Evangelio con el que los he evangelizado no es doctrina de hombres. No lo he recibido de un hombre, ni me fue enseñado, sino que lo recibí por una revelación de Cristo Jesús» (Gal 1,11-12).
¿Cuáles fueron los obstáculos que Pablo enfrentó al comienzo de su misión?
Él era un hombre que no le gustaba que le llevaran la contraria. Era muy competitivo y no aceptaba el fracaso o el rechazo, habituado a desarrollar sus propios planes y estrategias.
Ahora estaba descubriendo que Dios tenía preparado un camino diferente del que él había imaginado. Pablo pensó en ir a los judíos y estaba convencido de que finalmente le escucharían, pero Dios le envió a los gentiles.
Hasta ese momento Pablo se gloriaba en su pasado, en todo lo que era y había hecho. Ahora estaba descubriendo que su pasado era una pesada carga que le impedía moverse con ligereza.
Su permanencia en Damasco y viaje a Arabia.
Después de su conversión, Lucas nos dice que Pablo se quedó en Damasco hasta «pasados muchos días» (Hch 9,20-23). Por la carta que el apóstol escribió a los Gálatas, sabemos que este periodo incluyó tres años en los que también realizó un viaje a Arabia. (Gal. 1,16-18)
Según las explicaciones que dio a los Gálatas, se deduce también que, durante este periodo, no fue a Jerusalén ni vio a ninguno de los apóstoles, lo que probaba que su misión de predicar a los gentiles no le había sido encomendada por ninguna autoridad humana.
También fue a Arabia, pero ¿Por qué?
Probablemente estaba buscando un lugar en el desierto para poder reflexionar sobre su nueva situación. Tenía que pensar profundamente en las implicaciones de su nueva fe, conocer a su Salvador mucho más íntimamente, y aceptar la responsabilidad de lo que significaba ser un mensajero de la gracia de Dios a los gentiles.
Seguramente durante estos años volvió a revisar las verdades del Antiguo Testamento desde la nueva óptica que le proporcionaba la muerte, resurrección y glorificación del Mesías.
En todo este proceso, a pesar de que Pablo gozó de la especial inspiración del Espíritu Santo, su vida fue caracterizada por la profundidad espiritual, cultivada a través de mucho tiempo invertido en estar a solas con el Señor, lejos del ruido de este mundo.
Los tres años que Pablo pasó en la soledad, sin que tengamos noticias de su actividad, fueron realmente efectivos, de tal manera que cuando después se encontró con los otros apóstoles, no pudieron añadir nada al evangelio que predicaba.
Atrevámonos a vivir un NUEVO estilo de VIDA
Todo cristiano y discípulo necesita vivir un estilo de vida, a la luz de San Pablo atrevámonos a tener una férrea disciplina para no desmoronarse ante las dificultades de la vida cristiana, del discipulado y de la misión confiada a cada bautizado. Ninguno compite sin haberse capacitado conscientemente. Diferentes aspectos comprenden esta preparación que tiene como meta disciplinarnos. La fuerza de un cristiano y discípulo, estriba en la vida espiritual. Su fuente de éxito está en la oración en todo momento, que lo conecta con el poder del plan de salvación y con el encuentro permanente con el Maestro:
«Por último, usen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, o sea, la Palabra de Dios. Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo en favor de todos los santos, sus hermanos»(Ef 6,17-18)
Si se está lleno del poder del Cielo, puede ser instrumento para instaurar el cielo nuevo y la tierra nueva. La oración y la evangelización (llevar la buena noticia de la salvación) constituyen una unión que no se puede ni debe separar. Intentar la vida cristiana o evangelizar sin una sólida vida de oración, es exponerse a un fracaso rotundo.
Durante el periodo que pasó en Damasco y Arabia, Pablo se dedicó a la predicación del evangelio, después de haber regresado a Tarso, donde es buscado por Bernabé, inician la evangelización en Antioquía, donde por primera vez dieron el nombre de “cristianos” a la comunidad de fe (Hch. 11,25-26).
Este gran movimiento misionero lo veremos en la 3ª. parte donde además descubriremos su secreto “formar evangelizadores”.
4 comments
Gia Villalazzz
Posted on julio 25, 2022 at 10:46 pmMe siento identificada con Pablo , no me gusta que me lleven la contraria, pero definitivamente veo mi sed de Dios en todo momento. Con el soy domable sin el que sería, la oscuridad. Lo tengo claro. Pero lo que quisiera agregar es que quiero, trato de hacer su voluntad. Me cuesta si pero no es imposible.
Manuel Acevedo
Posted on julio 27, 2022 at 5:48 pmDios hizo cosas maravillosas en la vida de San Pablo, también las puede hacer en tu vida, porque para El, ¡no hay nada imposible!. Todos nos tenemos que esforzar en hacer su voluntad. Muchísimas gracias por sus comentarios de siempre, unidos en la oración que es fuente de gracia y amor, allí escuchamos lo que Dios quiere de nosotros.
Gia Villalazzzz
Posted on julio 25, 2022 at 10:47 pmGracias
Cándida
Posted on agosto 30, 2022 at 2:20 amHermosa presentación Padre Manuel. debo aprender a vivir un estilo de vida a través de San Pablo. Tengo que seguir aprendiendo a vivir en La Oración todo el tiempo; para salir del fracaso rotundo …..