Para seguir en la reflexión y meditación del “Año de la Familia-Amoris Laetitia”, no quisiera que este sea un artículo más sino una herramienta para que ustedes en sus familias, con sus hijos en su burbuja, dediquen parte de su tiempo cotidiano a sentir que realmente la Palabra de Dios es una compañera fiel, eficaz, iluminadora en ese hermoso viaje que vivimos solamente por un regalo preciado de Dios, el mejor de todos, ¡SER FAMILIA CRISTIANA!
Los invito a vivir algo especial e inolvidable, preparar la “casa” en un ambiente festivo con todos sus miembros, “una mesa” como signo de las bendiciones materiales que recibimos generosamente gracias a nuestros trabajos, “una Biblia con su vela”.
Ahora entremos en una de esas casas, guiados en oración haciendo la lectura del Salmo 128,1-6 (la bendición del hogar), después un conversemos en familia con la pregunta, ¿qué nos dice está lectura?. Para terminar, rezamos el Padre Nuestro, llenos de alegría nos damos un saludo de paz.
El Papa Francisco toma este Salmo para rescatar la importancia de estar en una casa serena, con una familia sentada en torno a la mesa. En el centro la pareja, el padre y la madre como fundamentos de la casa con toda su historia de amor, expresada en cada uno de sus hijos, sus tesoros más grandes, que los acompañan como “brotes de olivo”.
Hoy se hace vida este Salmo, este Dios lleno de amor, ternura, hace que nos encontramos en nuestro hogar, muchas veces lo hacemos a él invisible en nuestros gestos y acciones familiares. Quizás este ejercicio espiritual y familiar nos recuerden imágenes antiguas, pero la presencia de todos es un signo de la misma historia de la salvación, de generación en generación. Los padres deben de retomar su misión y deber con mucha seriedad y perseverancia de ser los primeros educadores de la fe de sus “brotes de olivo”, no dejar toda esa responsabilidad a los catequistas que los tendrán en períodos determinados, quienes a su vez deben de “considerar a la familia como la sede de la catequesis de hijos” (AL #16). La fuente inagotable de este proceso de fe está en la Palabra de Dios y la Eucaristía, en la “tarea artesanal” del día a día y de persona a persona, respondiendo a tus hijos sus inquietudes, como nos lo ha dicho el Papa Francisco.
Por: Manuel Acevedo | Misionero Laico | Instagram: @elticoacevedo
Leave a comment